Abbas Ibn Firnás nació en Ronda allá por el año 810 y falleció en Córdoba en el año 887. Destacó prácticamente en todas las artes, música, poesía y filosofía, aunque se le recordará más por su faceta de científico, inventor y brillante ingeniero, llamado por algunos historiadores “Hakim Al-Ándalus” (el sabio de Al-Ándalus).
Cuando Abderramán II, amante de la poesía, supo de él, inmediatamente lo hizo llamar para ponerlo al servicio de su corte en Córdoba, función que continuó con Muhamed I. Consiguió, entre otros grandes logros, la fabricación del vidrio a partir del mineral o perfeccionar la forma de cortar el cristal de roca, lo que permitió que Al-Ándalus dejara de enviar el mineral a Egipto para su manufactura y pasara a ser fabricado y tallado en tierras andalusíes situando a ésta en la cabeza de la industria del vidrio. Inventó un reloj de agua y hasta diseñó un planetario.
Ibn Firnás obsesionado con la idea de volar, en el 852 decidió realizar un salto desde una de las torres de Córdoba acompañado de una gran lona, la cual amortiguó la caída debido al aire acumulado en la misma, sufrió heridas leves y es por ello que se le considera el inventor del paracaídas.
Continuó con su empeño en volar y tras estudiar el vuelo de las aves durante un tiempo, ideó un artefacto para volar, consistía en dos grandes alas fabricadas en seda, madera y plumas. Con 65 años de edad, en el 875, decidió lanzarse de nuevo a la conquista del cielo, según las crónicas el vuelo transcurrió por un valle cercano a la Rusafa, duró una decena de segundos, una gran multitud de personas entre invitados por el mismo Firnás y curiosos fueron testigos de este hecho histórico. Todo fue perfecto excepto por el aterrizaje en el que se fracturó ambas piernas y se lesionó la espalda, dolencia que arrastró durante el resto de su vida, culpó este aterrizaje a la falta de timón en su invento, movimiento de cola que no observó en las aves al tomar tierra.
Este personaje nos da una idea del gran renacer cultural que vivió Al-Ándalus durante esta época. Ibn-Firnás, el sabio de Al-Ándalus, realizó el primer vuelo del hombre seis siglos antes de que Leonardo Da Vinci lo intentara de nuevo.
Es tal la importancia de Ibn Firnás que un cráter en la luna lleva su nombre al igual que un aeropuerto en Bagdad y el centro astronómico y meteorológico de Ronda, se han emitido sellos con su estampa y en Córdoba se construyó en 2011 un puente simulando el vuelo de este insigne personaje.